No sé si os habéis sentido en alguna ocasión como yo me siento ahora que la acumulación de años y el poso resultante me ha vuelto más reflexivo.
Otra idea sería el ir a vivir unas semanas a Palestina y comprobar personalmente como un pueblo puede sobrevivir dentro de sus fronteras con un bloqueo férreo que le impide ser libres y diseñadores de su futuro, todo ello con el beneplácito de países que pregonan a los cuatro vientos sus virtudes democráticas pero que luego lo que les prima son sus intereses estratégicos y económicos.
Si se prefiere se puede alternar las vacaciones al Sahara, un pedazo de tierra desértica donde son hacinados personas muchas de las cuales hablan nuestra lengua y tienen parte de nuestra cultura y a las que dejamos abandonadas a su suerte después de la Marcha Verde.
Si como yo te han domado y sigues amarrado al duro banco y agotas tus días irremplazables moviendo la galera que avanza en un mar sin horizonte viviendo todos los días las mismas horas en un ciclo cerrado sin llenar la alforja de otra cosa que no sea el hastío de una vida programada, como se programa la vida de una gallina en una granja, te deseo que seas capaz de vivir sin preguntarte para que estamos en este estercolero decorado con alfombras de Damasco y que nunca se te ocurra ver lo que esta esconde debajo porque el olor puede ser insoportable; haz como yo sigue el guión y sonríe
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